Hace tiempo
se levanto un día un monje el cual escuchaba continuamente una palabra: “dividavo”,
este monje no sabía lo que significaba,
más sin embargo le llamo su superior que tenía que salir y dejar su convento para
hacer encomienda, comenzó a andar dirigiéndose a las costas de España y seguía escuchando
con más intensidad nuevamente la palabra. Al llegar, cual más alto del lugar
pudo observar todo el entorno, y ahí se escucho nuevamente la palabra “dividavo”,
no entendía, y al verla forjada en la montaña el monje entendió, comenzó a
construir una iglesia, así paso el tiempo, y los diversos arquitectos se dieron
a la tarea de continuar la obra, esta creció y en lo más alto de la torre se
encuentra un Cristo con los brazos abiertos, este invita a todo aquel que en su
pensamiento este el temor y confusión a unificarse y aquietar toda agresión, entonces
comprendió el monje que tenía que dar, y se dio hacia todos los demás, así también,
el Cristo da a todo aquel que lo este solicitando con amor, abrir los brazos y
decir al hermano “dividavo,, divibavo dividabo” te daré y seguir en luz sin
temor, porque solos no están con amor, respeto y humildad, guardar y guiar a
todo aquel que hoy necesite y acércate a tu hermano, tu hijo, tus padres, y
guiarle bien ,no guardes en este momento juicios en el andar, solamente “dividavo”
la luz y la voluntad es y así unificando todos los corazones…tu voluntad Padre
y en camino todo con amor, asi es, asi es, asi es…Aprender “dividavo”…
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